Me han dicho que Gerardo está muy enfermo, que debió de dar sus jeans a cambio de unas aspirinas.
Me han dicho que Epi está muy deprimido, que de repente se levanta y lanza al aire algún improperio.
Miedo.
Ayer testificaron Carlos,
Jenaro y Pepé a favor de ellos.
Todos tuvieron miedo.
Miedo de tener en sus manos la libertad de los amigos.
Miedo de equivocarse.
Miedo hasta de perder la propia.
Luego necesitaron emborracharse.
Miedo.
Todos tenemos miedo.
Miedo de hacer algo que los perjudique en lugar de beneficiarlos.
Miedo de que la defensa no vaya esta vez a hacer lo correcto.
Tienen miedo sus familiares e increpan a los amigos.
Tienen miedo los amigos y dudan del abogado.
Miedo.
Yo también siento miedo constante.
No supe escribirles nada.
Nada tengo para consolarles.
Te miro llorar tras leer la carta que ellos redactaron
y mi corazón (inútil) llora contigo.
Ellos tienen miedo,
miedo de la cárcel, de su oscuridad y de sus laberintos,
miedo de ser lastimados,
miedo de ser injustamente castigados.
En la celda para cuatro
que comparten con deiciseis
solo ellos dos no tienen cicatrices.
Mañana.
Ojalá todo acabe mañana.
Por lo menos el peligro.