Íbamos sentadas en el asiento trasero del auto, yo y mis cinco muñecas, si se les podía aún llamar así a esos despojos de plástico a los que les había arrancado la cabeza. Hubo una sola muñeca que yo deseé tener y nunca tuve. Fuera de ella, todas las demás fueron solo éso: plástico, mecanismos, ojos de resina y pelos. Sin importar de quién la recibiera ni de dónde hubiera venido, sin piedad alguna, cualquier muñeca que se me diera estaba destinada, para espanto de mi madre, a ser cercenada en búsqueda de sus secretos. Una vez satisfecha mi curiosidad primitiva, con alguna habilidad manual las reensamblaba, aunque ninguna tan bien como para que no se le notara que había sido profanada. Para dejarlas aún más lindas que antes, las pintaba de colores muy vivos. Les pintaba pestañas largas y negras, los labios de rojo y de rosa las mejillas. Y les arreglaba el pelo. ¡Qué problema el pelo! Se los lavaba y desenmarañaba, y como no podía desenmarañárselos, se los cortaba. A cada nueva peinada, una nueva tusada, y así hasta que quedaban casi al rape. Sí, la verdad es que espantaban. Yo tenía cinco años y cuatro espantajos de muñeca. Ese día llegó la quinta. Iban las cinco en el auto formadas a mi izquierda. Junto a mí, hermosa, la más nueva. Mamá adelante platicando. Abrí la ventanilla para sentir el aire y se me ocurrió hacer algo: saqué a volar a la más vieja. La sensación del aire, me llevó a un segundo paso: abrir la mano. Alcancé ver por el medallón del auto el modo en que el cuerpecito de plástico se deshacía contra el pavimento entre los autos. Tomé a la segunda, para intentar captar el momento en que volaba por el aire suelta de mi mano. Voló la tercera y también lo hizo la cuarta. Todas marcharon en silencio. El turno era de la quinta, tan linda y con la cabellera entera. Justo en el momento en que la saqué al aire, mamá se dio cuenta. Me preguntó en un grito, ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Tú que la tiras y te olvidas para siempre de ellas! No me dejó disfrutarlo por sostenerle la mirada. Mi siguiente muñeca me la regalaron apenas hace un año.